SHELL Company en Nigeria: Décadas de crimen e impunidad
Delta del Níger
La región del delta del Níger en Nigeria es una de las zonas más contaminadas del mundo. En la década de 1950, se descubrieron importantes reservas de petróleo en esta zona y, desde entonces, la región ha sido un campo de batalla de conflictos ambientales entre las compañías petroleras internacionales (Shell, Chevron, ENI y la Corporación Nacional de Petróleo de Nigeria) y las comunidades anfitrionas predominantemente de Ogoni, las tribus Urhobo, Itsekiri e Ijaw.
El petróleo extraído en la región se transporta al puerto de Bonny cerca de la ciudad de Port Harcourt, a través de un oleoducto propiedad de Shell Petroleum Development Company, subsidiaria de la empresa angloholandesa SHELL. Las fugas en los oleoductos, los actos de sabotaje, la falta de un mantenimiento adecuado y las múltiples averías en el camino, han provocado más de cinco décadas de contaminación continua en el delta del Níger, afectando los acuíferos, las zonas de pesca y las tierras cultivables de la región.
Los derrames de petróleo han estado ocurriendo a lo largo de los años, pero hubo tres, en 2003, 2004 y 2008 que arruinaron la vida de cientos de miles de personas en la región. Una sucesión de negligencias por parte de la empresa SHELL, responsable del mantenimiento del oleoducto, hizo que las averías no fueran debidamente reparadas. La empresa ha negado su responsabilidad por los derrames que han contaminado la región durante décadas, pero culpó al saqueo como responsable de los desastres ambientales que han devastado la región. En 2011, Naciones Unidas exigió la limpieza de la zona, pero años después, las medidas urgentes se realizaron de manera ineficiente. Actualmente, los derrames continúan ocurriendo y la contaminación afecta directamente la salud de las personas, impiden el desarrollo de la agricultura como forma de vida tradicional en la región y hacen imposible el desarrollo de la pesca como medio de subsistencia. Además, se estima que 16.000 niños pierden la vida anualmente debido a la contaminación, con una esperanza de vida diez años menor que la del resto del país.
SHELL en la Corte
En 2008, cuatro agricultores de diferentes comunidades de la región del delta del Níger, apoyados por ONG internacionales, decidieron demandar a la empresa Royal Dutch Shell (RDS) por su destrucción ambiental, así como por su falta de compromiso para reparar los daños causados. Lo relevante en este caso es que, por primera vez, los demandantes cruzaron las fronteras de su país, Nigeria; donde no encontraron justicia en Holanda; país de origen de la empresa matriz, Royal Dutch Shell (RDS) para buscar justicia.
El 29 de enero de 2021, después de 13 años de procedimientos judiciales, el Tribunal de Apelación de los Países Bajos finalmente emitió un veredicto condenando a la Royal Dutch SHELL por la negligencia cometida por sus empresas subsidiarias en Nigeria que se encargaban del mantenimiento y reparación del oleoducto. Asimismo, el Tribunal de Apelación holandés ordenó a la empresa Royal Dutch SHELL reparar los daños causados por la negligencia de las empresas junto con la correspondiente indemnización a los demandados. Durante el proceso judicial, los demandantes sufrieron abusos judiciales por parte de la empresa que utilizó todos los recursos posibles para evitar que los demandantes obtuvieran justicia.
Sentencia y oportunidad
La sentencia emitida por el Tribunal de Apelación de los Países Bajos es una buena noticia, que abre muchas oportunidades en la defensa de los derechos humanos y la protección del medio ambiente. Por primera vez, una empresa matriz holandesa y europea ha sido condenada por la actividad delictiva e irresponsable de sus filiales fuera de sus fronteras. Han sido 13 años de batalla legal en los que se ha reconocido el vínculo jurídico directo que existe entre matrices y filiales independientemente del lugar donde desarrollen su actividad. La sentencia reconoce que la matriz tenía la obligación de monitorear el comportamiento de sus subsidiarias, así como de mitigar los daños que sus subsidiarias pudieran ocasionar como resultado de su actividad.
Pero el fallo abre un camino de esperanza para las personas que sufren violaciones de derechos humanos o las consecuencias de desastres ambientales provocados por empresas multinacionales sin importar dónde vivan o dónde se encuentren las empresas. Hasta ahora, la jurisdicción territorial se utilizaba para la responsabilidad civil y penal de las empresas. Sin embargo, esta sentencia reconoce el derecho de las personas afectadas a demandar a las empresas, independientemente del país en el que tengan su sede. La sentencia judicial no se limita a la condena de una empresa por negligencia de sus filiales, sino que incluye la obligación de mitigar el daño.
La decisión del Tribunal de Apelación de los Países Bajos ha llegado en un momento importante para la Unión Europea en el que se está redactando una Directiva sobre la debida diligencia obligatoria en las empresas y los derechos humanos y medioambientales. Esta sentencia sobre el caso SHELL en Nigeria refuerza las demandas de AEFJN y la Sociedad Civil que exigen a la UE la necesidad de crear mecanismos legales vinculantes que responsabilicen a las empresas por sus delitos contra los derechos humanos y el medio ambiente. En este sentido, es bastante encomiable, la adopción de la recomendación de la Comisión de Asuntos Jurídicos del Parlamento Europeo (JURI) a la Comisión Europea el 27 de enero de 2021 sobre la diligencia debida obligatoria, en la que se exige a las empresas europeas abordar su impacto sobre el medio ambiente y los derechos humanos en su totalidad.
Pero esta convicción es también un motivo para seguir luchando por una justicia social más universal y con respeto a los derechos humanos. Las negociaciones del tratado de las Naciones Unidas sobre las empresas y los derechos humanos y el medio ambiente deben inspirarse en la convicción de imponer a las empresas la responsabilidad del comportamiento de sus filiales. Esta responsabilidad no puede ser relegada a la iniciativa y la buena voluntad de las empresas, sino que requiere una legislación comprometida con las personas que sufren violaciones de derechos humanos. La legislación no puede limitar la responsabilidad de las empresas en función de criterios como el volumen de actividad, el tamaño de la empresa, el sector de actividad o los beneficios obtenidos. Todas las empresas son responsables de su actividad y de la actividad de sus filiales independientemente del país en el que desarrollen su actividad.
La responsabilidad de las empresas en el ejercicio de su actividad y la eficacia de exigir una legislación en materia de derechos humanos y medio ambiente serán insuficientes si no garantizan, a los afectados, el acceso a la justicia. En el caso SHELL, cuatro agricultores arriesgaron sus vidas para restaurar la justicia, pero solo reparar el daño causado puede devolver la dignidad a la región del Delta del Níger.
José Luis Gutiérrez Aranda
Responsable de políticas de AEFJN
Publicado por José Luis Gutiérrez Aranda | 3 de marzo de 2021 | Justicia corporativa
BIBLIOGRAFIA
Shell Victoria y vergüenza de Shell en la corte holandesa https://www.business-humanrights.org/en/latest-news/shells-victory-and-embarrassment-in-the-dutch-court/
Un tribunal holandés dictamina que Shell es responsable de las fugas de petróleo del Delta del Níger https://www.dw.com/en/dutch-court-rules-shell-liable-for-niger-delta-oil-spills/a-56381044
Un tribunal holandés ordena a Shell Oil que pague el daño causado a los agricultores nigerianos https://www.ecowatch.com/shell-nigerian-farmers-payment-2650235696. html?rebelltitem=2#rebelltitem2
Justicia por fin: el tribunal holandés ordena a Shell que compense a los agricultores nigerianos por los daños causados por el derrame de petróleo https://www.foei.org/news/justice-shell-compensate-nigerian-farmers-oil-spill
En juicio: shell en Nigeria https://www.justice.gov/eoir/page/file/1247951/download