SEPHOS en Koudiadiène: una paradoja del desarrollo

El camino de 12 km desde Thiès hasta la comuna de Cherif Lo (Senegal) está bien pavimentado y adornado con pequeños pueblos a ambos lados de la carretera. Muy significativos son, al aproximarse a Koudiadiène, los surcos y depresiones que dejan en el asfalto los camiones de gran tonelaje que recorren diariamente la carretera. El cruce de la aldea de Koudiadiène está lleno de grandes camiones, de comerciantes al lado de la carretera, mujeres que tejen en grupos, jóvenes que cruzan la calle de un lado a otro y van a la escuela secundaria, y personas que esperan la llegada del transporte público que los lleva a la ciudad de Thiès.

Durante nuestra visita a Koudiadiène, ya sea a las comunidades religiosas, el dispensario médico o las casas particulares de las familias, pronto descubrimos un elemento común: el polvo de esta zona minera de SEPHOS. Lo vemos sobre las mesas, sillas, estantes, utensilios de cocina, ventanas, libros, árboles, automóviles… Las Hermanas que trabajan nos aseguran que limpian el polvo todos los días por la mañana y que por la noche todo está cubierto nuevamente por una capa blanquecina del polvo de las minas. Los ojos vidriosos de nuestros interlocutores, la tos continua para limpiar sus voces y la irritación de la garganta, son comunes a todos sus habitantes. Yo, después de pasar unas horas en la zona, comienzo a sentir la irritación de la garganta. «Es el polvo de la mina», me dijo mi guía cuando solicité ir a una farmacia… Esta sensación en la garganta persistió durante la visita de una semana en Koudiadiène y desapareció inmediatamente el mismo día que salí.

Los representantes de la compañía minera SEPHOS niegan que el polvo venga de la mina y lo atribuyen al desierto, que se encuentra a más de 100 kilómetros de distancia. Sin embargo, la compañía no se explica por qué otras poblaciones en la misma región no están invadidas por el polvo.
En el contrato entre la empresa minera SEPHOS (de capital español) y los habitantes de Koudiadiène, en mayo de 2017, el Sr. Nolasco se comprometió, en nombre de SEPHOS, a un convenio no escrito, que abarca un conjunto de compromisos con la población de Koudiadiène. Este acuerdo se basaría en la obligación de las empresas extranjeras de compensar los daños causados ​​a las poblaciones locales con parte de sus ganancias y no con una donación de caridad. Dada la supuesta toxicidad del polvo, tales concesiones aliviarían el daño causado por el polvo de la mina a las personas que viven en las zonas circundantes de la mina.

Entre estos compromisos, hubo tres acciones específicas relacionadas con la salud y el bienestar de la población. SEPHOS tomaría medidas sencillas que reducirían la emisión de polvo, causada por la extracción del mineral, como, por ejemplo, cubrir el mineral con lonas impermeables durante el proceso de secado, instalar pantallas de retención de polvo durante la selección del mineral, del riego y la reparación.

El camino de acceso a la mina, es por el que circulan grandes camiones y por el que los niños van a la escuela todos los días. El Sr. Nolasco también se comprometió a ciertas concesiones, como la donación de medicamentos al dispensario de Koudiadiène y el uso de la ambulancia desde la mina en caso de emergencias de salud.

El dispensario de Koudiadiène sirve principalmente al distrito de Cherif Lo y sus puertas están abiertas a todas las personas que acuden. El dispensario mantiene registros estrictos de los casos que encuentra. En los últimos años, ha habido un aumento de casos tratados relativos a: infecciones de la piel, tos, garganta y ojos. Estos datos confirman lo que hemos podido observar en el pueblo.

Dada la afirmación de la Compañía de que el polvo que se acumula en la aldea proviene del desierto, AEFJN y REDES decidieron tomar una muestra del polvo y analizarla en un laboratorio, para descubrir la posible fuente de dicho polvo. Esta muestra se tomó siguiendo las instrucciones precisas de un ingeniero de minas que nos acompañó. El polvo siguió la cadena de custodia recomendada para que su composición no se alterara y se ha analizado en el laboratorio de una reconocida Universidad pública española.

Una de las primeras conclusiones que hemos obtenido es que los minerales que se encuentran en la muestra no forman parte de la composición de la arena que normalmente se encuentra en el desierto. Por el contrario, los minerales que aparecen en la muestra analizada de polvo (sodio, magnesio, aluminio, silicio, fósforo, azufre, potasio, titanio, cromo o manganeso) son más típicos de una cantera minera que de arena del desierto. Además, cinco de estos minerales se encuentran en tan alta concentración que se consideran perjudiciales para la salud. Son el magnesio, aluminio, fósforo, potasio y hierro.

Si la muestra de polvo analizada determina que no es polvo del desierto, si el polvo se encuentra solo en los pueblos que rodean la mina, si el análisis de polvo confirma la concentración nociva de cinco minerales para la salud humana, si ha habido un número creciente de casos registrados en el dispensario de Koudiadiène, si esas enfermedades son las mismas que padecen los trabajadores de la mina… Entonces consideramos que las medidas de seguridad llevadas a cabo por la empresa son claramente insuficientes. Que la actividad minera está causando la emisión de polvo que afecta a las personas de Koudiadiène y que el polvo es perjudicial para la salud.

Las medidas compensatorias para las comunidades locales afectadas por las empresas mineras en África, no pueden dejarse a la buena voluntad de las empresas. Las compensaciones deben obedecer a medidas obligatorias que sean efectivas, transparentes y verificables por la sociedad civil. De lo contrario, las compensaciones se perderán o serán meros gestos de beneficencia, cercenados por la corrupción. La UE no puede permanecer pasiva ante el comportamiento de sus empresas y debe exigirles el mismo proceder ético y legal que cuando operan en el extranjero.

El caso de Koudiadiène es el de una pequeña empresa que trabaja con un mineral no relevante en una región de un país africano. Es un ejemplo pequeño pero paradigmático del comportamiento de las empresas europeas que trabajan en países en desarrollo, especialmente en África. La UE debe comprometerse con la sostenibilidad del planeta y buscar soluciones a largo plazo que no solo se interesen por sus beneficios económicos, sino que también prioricen la sostenibilidad de los recursos naturales. La UE tiene la obligación de ser más exigente en sus Directivas de Transparencia, respecto a los derechos humanos y, por supuesto, comprometerse seriamente con la iniciativa del tratado vinculante de las Naciones Unidas sobre Empresas y Derechos Humanos.

Publicado por José Luis Gutiérrez Aranda | Nov 30, 2018 | Justicia Corporativa | AEFJN Bruselas
Traducido para AEFJN-Madrid

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