Meditaciones de la Cuaresma 2018
Creo en la Iglesia, una, santa, católica – 1ª Semana
Publicado por José Luis Gutiérrez Aranda | 15 de febrero de 2018
Meditaciones, espiritualidad
Signo del Reino de Dios en el mundo
«Se ha cumplido el tiempo y está cerca el reino de Dios. Convertíos y creed en el Evangelio».
(Evangelio, 1er. Domingo de Cuaresma B)
En Jesús de Nazaret, podemos acceder al Reino de Dios, verlo, tocarlo. En él se hace visible el ilimitado amor y misericordia de Dios. En él podemos entender mejor la dignidad y la belleza del hombre que confía por completo en el amor de Dios y es guiado por su Espíritu de Dios.
Nosotros, la comunidad de sus discípulos, debemos mostrar lo que Jesús ha vivido y enseñado, en nuestras vidas y en nuestro entorno, en nuestra sociedad y nuestro mundo. La Iglesia existe para ser «signo y herramienta», «semilla y principio» de este reino de justicia, amor y paz y para hacer visible la cercanía amante, liberadora y sanadora de Dios.
La realidad de la Iglesia, fue y a menudo es, otra. En la percepción pública, la Iglesia es vista como una institución autoritaria, que abusa del poder y enemiga de la libertad. Incluso los católicos comprometidos sufren de su Iglesia, del aparato burocrático, el lenguaje de las celebraciones litúrgicas, los escándalos de algunos miembros.
A pesar de todas sus debilidades humanas, un tesoro precioso se esconde en la Iglesia que ha de volver a descubrirse, incluso si se guarda en «vasos frágiles». Con «las meditaciones cuaresmales» queremos profundizar en este misterio de la Iglesia a partir de los textos de la liturgia de la Cuaresma. Evocamos el Concilio Vaticano II, que nos dio una percepción de la Iglesia como Pueblo de Dios peregrino. Escuchamos al Papa Francisco, quien a través de diferentes imágenes nos hace sentir lo que la Iglesia realmente es y debe volver a ser.
• La Iglesia (es), en Cristo, como si dijéramos, el sacramento, es decir, el signo y el medio de la unión íntima con Dios y la unidad de todo el género humano… La Iglesia, que es el reino de Dios ya misteriosamente presente, opera en el mundo su crecimiento visible, por la virtud de Dios… la Iglesia … recibe la misión de anunciar el Reino de Cristo y de Dios y de instaurarlo en todas las naciones, formando desde este Reino el germen y el comienzo en la tierra. (Lumen Gentium 1.3.5).
• Esta es la Iglesia, la viña del Señor, la Madre fértil y la Señora atenta, que no teme subirse las mangas para derramar aceite y vino sobre las heridas de los hombres (cf. Lc. 10, 25-37); que no mira a la humanidad desde un castillo de cristal para juzgar o etiquetar a las personas. Esta es la Iglesia una, santa, católica, apostólica, compuesta de pecadores, que necesita su misericordia. (Papa Francisco, Sínodo 2014).
• “Ser Iglesia es ser Pueblo de Dios, de acuerdo con el gran proyecto de amor del Padre. Lo que significa ser el fermento de Dios en medio de la humanidad, anunciar y llevar la salvación de Dios a nuestro mundo, que a menudo se pierde y necesita respuestas que le den coraje, esperanza, y un nuevo vigor en el camino. La Iglesia debe ser el lugar de la misericordia gratuita, donde todos puedan sentirse acogidos, amados, perdonados y animados a vivir según la vida buena del Evangelio.” (Evangelii Gaudium 114).
Para reflexionar:
• ¿Qué piensas sobre la Iglesia?
•¿Cuándo experimentamos el reino de Dios entre nosotros?
• ¿Cómo y dónde podemos ser un signo del amor de Dios por los demás?
Damos gracias por la Iglesia, santa y católica, que quiere hacer visible el reino de Dios en este mundo.
Gracias por su trabajo 3
En esta línea, ha remarcado la «belleza» que alcanza la Iglesia cuando sirve al Reino y ha insistido en que ello «comporta vivir descentrados respecto a nosotros mismos, abiertos plenamente al encuentro, que es el camino para volver a encontrar aquello que somos: anunciadores de la verdad de Cristo y de su misericordia». Después de la homilía, se ha producido la promesa de los elegidos y el cardenal Osoro, el cardenal arzobispo emérito de Madrid, Antonio María Rouco Varela, el nuncio de Su Santidad en España, monseñor Renzo Fratini, y los numerosos obispos concelebrantes les han impuesto las manos en un signo de comunión de los sucesores de los apóstoles.