Laudato SÍ… Tres años después
El 18 de junio de 2015, el Papa Francisco lanzó al mundo la Encíclica Laudato Sì, que hizo época. Encíclica que, no solo fue oportuna, sino que señaló instrucciones muy ambiciosas haciendo jaque mate ante el inminente desastre global que surge del cambio climático. Al celebrar el tercer aniversario de esta encíclica histórica, AEFJN ofrece una visión general de nuestra impresión de este documento excepcional de la Iglesia.
En los últimos tiempos, ningún documento de la Iglesia ha sido recibido tan bien por un conjunto tan amplio de naciones, regiones y razas como Laudato Sì. Antes de Laudato Sì, la comunidad internacional ya había reconocido y aceptado, desde hace tiempo, que se cierne una catástrofe sobre el Universo y era consciente de que son necesarias acciones urgentes, a nivel mundial, ambiciosas y concertadas, para evitar tal situación. Sin embargo, existe una gran brecha entre saber lo que es correcto y dejar el camino equivocadamente emprendido para hacer lo que se debe hacer. También existe esta gran brecha entre hacer lo que es legal y lo que es útil. AEFJN identifica las brechas en estos dos escenarios como un espacio donde se necesita acción. Navegar a través de este espacio requiere una gran apertura a valores imperativos éticos. Es el espacio que la comunidad de naciones no ha querido integrar; lo que ha impedido que a lo largo de los años las negociaciones climáticas progresen mucho porque podría significar abandonar algunos intereses nacionales por el bien global. Es conveniente no olvidar que nadie está seguro hasta que todos estemos a salvo. El Papa Francisco en Laudato Sì aporta el liderazgo para entrar en este espacio sagrado.
Aunque Laudato Sì inspiró e impactó algunas conversaciones y decisiones de la COP21, e iluminó muchas iniciativas para realizar el acuerdo climático de París, todavía no ha cubierto una fracción suficiente de la población humana para proteger lo que el Papa Francisco llamó acertadamente nuestro hogar común.
AEFJN destaca que la raíz de la crisis ecológica es nuestro sistema insostenible de producción y consumo. En consecuencia, el imperativo de cambiar el curso debe mantener juntas las dimensiones económica y ética. Requiere una nueva comprensión de la antropología cristiana en un ecosistema interconectado e interdependiente, la prioridad de la sostenibilidad económica sobre el rendimiento, un replanteamiento crítico de nuestros modelos económicos, sistemas de producción e inversiones, del significado del progreso y el desarrollo que se manejan en torno a intereses económicos conferidos.
Así como el Papa Francisco ha tomado la iniciativa al sugerir instrucciones para que todo el mundo las siga, la Iglesia misma debe vivir de acuerdo con ellas, de modo que el empuje de Laudato Sì no se parezca a la utopía. La Iglesia y sus instituciones deben tomar medidas concretas para abogar por el cambio de actitud en las inversiones para garantizar que el bien común, la sostenibilidad ecológica, la promoción de los derechos humanos y la vida humana sean valores e imperativos éticos primarios en sus políticas de inversión. La Iglesia y sus instituciones deben tender la mano para colaborar con los inversores que comparten sus valores y piden valores similares en sus inversiones.
AEFJN hace, particularmente, un llamamiento a las Congregaciones miembros para que actúen en primera línea en este sentido. Es gratificante saber que hay quienes se han desincorporado (por ejemplo, inversiones en combustibles fósiles) y que algunos están en proceso de hacerlo, pero aún quedan muchos más por decidir sobre la des inversión. Existe una necesidad urgente de una acción masiva crítica para desencadenar el cambio deseado en nuestras estructuras económicas y sistemas de producción. AEFJN cuenta con que sus miembros sean inquebrantables abanderados en la búsqueda de inversiones sostenibles.
Uno de los lados precarios del tercer aniversario de la celebración de Laudato Sì es el escaso nivel de respuesta a la iniciativa papal sobre el continente africano. Aunque, es verdad que existen grupos que realizan iniciativas en el norte global, donde se propone compartir las mejores prácticas de inversión para inspirar más iniciativas a fin de crear esa masa crítica hacia un cambio integral, también estamos preocupados por la falta de tales decisiones en África.
África será una de las más afectadas por el cambio climático y, desafortunadamente, es una de las menos equipadas para dar respuestas efectivas. Es desconcertante entonces que un continente que será más golpeado lo sepa y haga muy poco ante el peligro que se le presenta. Parece que el estar atrapada por su propia supervivencia ha impedido que África aproveche la oportunidad presentada por Laudato Sì. África necesita unir sus fuerzas con el resto del mundo. Tiene que hacer las preguntas pertinentes y buscar las respuestas oportunas. El momento de actuar es ahora.
Como Laudato Sì indica, AEFJN renueva la llamada repetida por el Papa Francisco para salvar nuestro hogar común. Elogiamos todos los pasos positivos realizados por diversas personas de distintas creencias y credos en respuesta a la llamada del Papa. Renovamos nuestro compromiso de seguir trabajando en defensa de un mundo sostenible. Hay bolsas de acciones grupales en el sur global. Pedimos que aumenten. La respuesta africana sigue siendo en gran parte invisible y desconocida. ¿Qué pasos puede dar la Iglesia en África, comenzando por las Conferencias Episcopales, para galvanizar a la gente hacia el tipo de acción masiva que exige Laudato Sì? En la búsqueda de una tierra sostenible, ningún esfuerzo es insignificante y no actuar en absoluto es sabotear la aspiración colectiva de esta generación y negar a las generaciones futuras un lugar en nuestro hogar común.
Chika Onyejiwa
Secretario Ejecutivo de AEFJN
2 de julio de 2018 | África, Espiritualidad |