Jacques Diouf: siempre he estado en contra de la venta de tierras
Jacques Diouf, ex director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), concedió una extensa entrevista al periódico Tribune Afrique. A día de hoy, el asesor VIP de instituciones internacionales y jefes de Estado continúa recorriendo el mundo para ofrecer su experiencia ante los retos de la alimentación mundial.
Tribune Afrique: En 1996, la primera Cumbre Mundial sobre la Alimentación tenía como objetivo reducir en un 50 % la cifra de personas que pasan hambre para el año 2015. ¿Cuáles son los resultados actuales?
Jacques Diouf: Efectivamente, fue en esa cumbre de 1996 donde los jefes de Estado se reunieron por primera vez en Roma para debatir sobre la alimentación de la población mundial. Se llegó al acuerdo de reducir a la mitad los 900 millones de personas que pasaban hambre en los años 90. En 2015, la cifra se situaba en torno a los 777 millones. En 2016, esta tendencia dio un vuelco hasta alcanzar los 815 millones; todo ello en un contexto en el que la población mundial de 7500 millones de habitantes debería llegar a los 9000 millones en 2050.
En abril de 2009, volví a hacer un llamamiento a una revolución agrícola en el G8, que tuvo lugar en Aquila, con el apoyo de Barack Obama para movilizar los recursos financieros del Programa Global de Agricultura y Seguridad Alimentaria. Se trataba de identificar los elementos que habían provocado el éxito de la primera revolución verde, al mismo tiempo que se velaba por evitar las medidas que tuvieran consecuencias nefastas en el medio ambiente y en los agricultores pobres. La nueva revolución verde debería centrarse en la mejora de la productividad y de los ingresos de los pequeños agricultores, siempre permitiendo un uso razonado de los insumos.
¿Cómo se financia la nueva revolución agrícola?
Los proyectos de investigación agrícola se han reforzado y aumentado gracias a los Centros Internacionales de Investigación Agrícola, apoyados por el Grupo Consultivo para la Investigación Agrícola Internacional, con la financiación anual de 120 000 millones de dólares. Al mismo tiempo, las políticas de ajuste estructural propuestas por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial en el Consenso de Washington han concedido al sector privado la financiación de los países en desarrollo, excluyendo cualquier intervención del Estado en las inversiones que han impulsado la revolución verde hasta lo más alto. De hecho, durante tres décadas, la financiación pública ha estado en déficit. El Overseas Development Institute [en español, Instituto de Desarrollo de Ultramar] destacó que la suma de agricultura, pesca y bosques indicada en la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) había caído desde el 20 % en 1979 hasta el 3,7 % en 2006. Hubo que esperar hasta la crisis alimentaria de 2007-2008 para que se produjera una tardía concienciación sobre los desafíos alimentarios globales.
Según la FAO, la cantidad de Ayuda Oficial al Desarrollo de la agricultura pasó de 4 700 millones de dólares en el año 2000 hasta los 16 000 millones en el 2010, para volver a caer más tarde hasta los 13 100 millones en 2015. La suma de Ayuda Oficial al Desarrollo era del 4,2 % en 2005. Las imágenes de los trágicos disturbios provocados por la hambruna, por desgracia, se olvidaron muy rápido.
La Inversión Extranjera Directa (IED) reaccionó a las oportunidades de mercado creadas por un desequilibrio entre la oferta y la demanda. Pasó de 2 200 millones de dólares en el año 2000 hasta los 7 200 en 2010. Los recursos para el desarrollo, el altruismo, las remesas, los flujos de recursos [de la cooperación] Sur-Sur, la IED y otros tipos de recursos oficiales producen un billón de dólares que habría que gestionar mejor. Los gastos de fondos públicos se realizan, sobre todo, a nivel nacional, pero el potencial más importante está en los negocios, las finanzas y las inversiones del sector privado.
¿Cómo se podrían conseguir más inversiones para la industrialización agrícola del continente?
Según las estimaciones de la FAO, de aquí a 2050, en África subsahariana, la inversión global necesaria en las agroempresas y agroindustrias, así como en las actividades de ayuda directa alcanzará los 940 000 millones de dólares. La financiación provendría, esencialmente, del sector privado. El Banco Africano de Desarrollo (BAfD) indica que los activos bancarios netos son de 800 000 millones de dólares, y que los fondos soberanos, pensiones y fondos de capital de inversión representan activos netos de 550 000 a 600 000 millones de dólares.
Se han debatido mucho los mecanismos de financiación del desarrollo hasta llegar al Acuerdo de Addis Abeba de la Tercera Conferencia Internacional de la ONU sobre la Financiación para el Desarrollo en 2015. El Estado debe asegurar prácticamente la financiación total de las pequeñas industrias. Hay créditos concesionales disponibles en los grupos del Banco Mundial y en otras instituciones financieras regionales, nacionales o internacionales. Habría que encontrar otras fuentes de financiación adicionales mediante los sistemas de microcréditos.
¿Qué opina sobre la cesión de tierras a grupos internacionales que participan en el desarrollo de una agricultura de exportación, que provoca la expropiación de los agricultores?
Los Estados son soberanos. Cuando fui director de la FAO, siempre recomendé a los Estados miembros que me consultaban que evitasen vender tierras y que fomentasen los arrendamientos enfitéuticos, cuyas condiciones se establecerían de acuerdo a una base nacional, según la naturaleza de la actividad agrícola y la cantidad de la inversión. Debería realizar una consulta con los inversores, para proteger sus intereses, y a las comunidades locales correspondientes, para ayudarlas con la preparación de los contratos que garantiza el Estado. La crisis alimentaria de 2008 y 2009 fue seguida de una «avalancha» en busca de las tierras agrícolas de los países en desarrollo, así como de Europa Central y Oriental.
¿Cómo se puede reforzar la ayuda para la agricultura familiar?
Antes de nada, hay que poner en funcionamiento los proyectos de agricultura familiar que hayan recibido financiación, algo que está bastante lejos de la realidad, a pesar de que son numerosos y de gran importancia. Después, sería conveniente acelerar la conclusión de las negociaciones para movilizar la financiación que está en proceso de aprobación. También es indispensable aplicar los acuerdos firmados, así como llevar a cabo acciones políticas para fomentar el aumento de los recursos financieros públicos internacionales y crear un medio político, económico y jurídico necesario para la seguridad de las inversiones.
A principios del año 2000, declaró que la hambruna era «ante todo, un problema político y económico porque el planeta produce suficientes alimentos como para que todos los habitantes puedan alimentarse debidamente». ¿Diría lo mismo ahora?
Basta con comparar la evolución del número de personas que pasa hambre en el mundo con la disponibilidad alimentaria en 2015: el predominio de desnutrición era de 777 millones y, luego, en 2016, alcanzó los 815 millones. Por el contrario, las previsiones agrícolas de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y la FAO muestran, en 2016, una producción mundial récord y unas reservas abundantes de productos agrícolas. Esto entrañaría una bajada del precio medio de los cereales, que representa el 45 % de la oferta energética mundial diaria de alimentos, carne y productos lácteos. Las estimaciones de crecimiento de la producción alimentaria dependerán del aumento de la productividad: el 90 % de eficiencia y solo el 10 % de superficie extra para el cultivo del maíz, por ejemplo. Para el año 2022, la producción de la agricultura superará la de peces pescados! En 2016, dos tercios de la población de Asia y un cuarto de los habitantes de África subsahariana sufrieron hambruna.
¿En los países industrializados, qué repercusiones presentan las subvenciones agrícolas para acceder al mercado mundial y a los productos agrícolas africanos?
En diciembre de 2015, la Declaración Ministerial de Nairobi decidió eliminar las subvenciones para la exportación. Durante estos años, mientras que el Consenso de Washington privaba a los agricultores del sur de las ayudas para su agricultura, los de los países desarrollados recibían subvenciones que habían batido récords. En la década de 1980, las ayudas destinadas a la agricultura aumentaron hasta los 10 000 millones de dólares sobre un total de 30 000 millones que se destinan a las subvenciones para la exportación. ¡Esto es un claro ejemplo del mal funcionamiento del sistema comercial mundial! Las divergencias de la agricultura entre India y Estados Unidos son la causa del fracaso de las negociaciones de la Ronda de Doha de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
¿Cómo se puede regular el comercio para que sea más equitativo para los agricultores del sur?
La Carta de la Habana estableció las bases jurídicas de los acuerdos intergubernamentales en 1947, [junto con] la regulación de la producción o el control cuantitativo de las exportaciones e importaciones de los productos básicos. Algunos de sus objetivos eran regular los precios y reducir o prevenir un aumento de la producción, del comercio o de la importación de productos básicos. En la reunión de Londres en 1970 sobre lo oleaginoso, se rechazaron todos los mecanismos de regulación propuestos por la ONU debido a la distorsión que provocan en el mercado, no presentaban homogeneidad en la producción, y en la comercialización de un número importante de productos sustitutivos que, a menudo, eran subproductos.
Cuando se propuso un sistema de compensación no vinculado a los mercados, hubo una intención de no incluir a países desarrollados, pues se trataría de una ayuda al desarrollo «disfrazada» que tendría que debatirse en el Comité de Ayuda al Desarrollo (CAD). Este fue el canto del cisne de la negociación de los acuerdos para los productos básicos.
La Tribune Afrique
Fuente: La Tribune Afrique
Traducido para UMOYA por Begoña Carrasco González y Sandra Iscan Luengo (Universidad de Salamanca)
URL corto: https://farmlandgrab.org/27616
Publicado en : FAO
SeneNews 08/11/2017