¿Feronia está al final del túnel en la RD del Congo?
Publicado: 21 de abril de 2018
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Feronia afirma haber encontrado un clima pacífico por medio de «declaraciones» con las que la empresa se compromete a nuevos resarcimientos para la salud e infraestructuras escolares a cambio del «disfrutar libremente de sus derechos».
Feronia ha luchado durante mucho tiempo y a pesar de un proyecto lleno de promesas, el grupo canadiense que llegó al país en 2009 debería obtener sus primeros beneficios este año.
¿Tendría que rehacerse? ¿Se atrevería la canadiense Feronia a lanzarse en la producción de aceite de palma en la República Democrática del Congo, como lo hizo en 2009? «Sí, pero probablemente más conscientes de la magnitud de la tarea que tenemos ante nosotros«, dice Paul Dulieu, director de desarrollo de Feronia. Por primera vez, en 2018, la empresa que vende toda su producción en Kinshasa debería obtener beneficios. Con 17.000 hectáreas replantadas y sus fábricas renovadas, la facturación ha crecido constantemente en los últimos años. Beneficios que fueron de 16.5 millones de dólares (15.6 millones de euros) en 2016 y debería exceder los 20 millones de dólares en 2017, según una cifra todavía confidencial. Podría estabilizarse en alrededor de 50 millones de dólares a partir de 2020. En un futuro cercano, la deuda acumulada debería ser ya solo un mal recuerdo.
«Revolución agrícola»
Pero para lograrlo, nada será fácil. Inicialmente, la inversión parecía prometedora. El financiero canadiense de origen indio, recién salido de una inversión en los árboles de caucho en Liberia, Ravi Sood, tendrá la oportunidad de comprar la participación en plantaciones Unilever y las del Congo (APS) – establecidas en el país desde 1911 – pretende ceder el grupo anglo-holandés a favor de Sifca, como hizo con Palmci y PHCI en Costa de Marfil. Feronia fue creada por TriNorth Capital, una subsidiaria de la compañía de administración de activos Ravi Sood, Lawrence Asset Management, y tomó el control del 76.2 % del PHC (luego adquirió el 83% después de una reestructuración del balance general) permitido por la adhesión de la República Democrática del Congo a Ohada, y el estado mantiene alrededor del 17%).
Ravi Sood cree que Feronia puede «reproducir la revolución agrícola, como ha ocurrido en Brasil en los últimos treinta años«. El consumo interno de aceite de palma (aceite de cocina, margarina, jabón…), el país importa grandes cantidades cada año, la infraestructura existente y la tierra – lo que evita tener que gestionar una deforestación muy espinosa. De modo que el PHC, pagó 2,65 millones de euros, y fue un buen negocio. Los fondos de inversión proyectados y aportados, aparecieron limitados y tuvieron que ser rápidamente intervenidos.
Clima tranquilo
Muy rápidamente, sin embargo, el proyecto se desvió. Especialmente porque el patrimonio de las plantaciones fue sobrevalorado. Los principales activos de la APS, cuya superficie de cultivo representaba más de 50.000 hectáreas en siete provincias, como fue el caso antes de las dos guerras del Congo de 1996-1997 y 1998-2003, lo que repercutió en decenas de miles de personas en la Provincia Oriental y en la zona del Ecuador. La huerta tenía más de 20 años, una longevidad más allá de la cual su producción tiende a disminuir. El valor del parque industrial también era limitado. Las tres fábricas adjuntas a cada una de las granjas eran muy viejas o estaban fuera de servicio. También hubo un pasivo de 10 millones de dólares relacionados con las obligaciones asumidas por algunos empleados, que ya tenían la edad de retirarse, y un precio por tonelada de aceite de palma que literalmente se hundía entre 1.000 y 1.200 dólares en 2009 y 400 en 2015.
Además de las necesidades financieras, mucho mayores de lo esperado, Feronia tuvo que enfrentarse a la sociedad civil. Inicialmente se implicó Barnabé Kikaya Bin Karubi entonces embajador en la República Democrática del Congo en el Reino Unido, y actualmente asesor diplomático del presidente Joseph Kabila. A cambio de sus servicios de «ingeniería política» y de una responsabilidad como facilitador de Feronia, se le recompensaba con una participación de capital y un asiento de director, que ya no ocupa actualmente.
La corrupción y la opacidad, han levantado el clamor de varias ONGs, y entre las muchas compañías establecidas por Feronia en Canadá, Inglaterra, Bélgica y República Democrática del Congo, dos de ellas se encuentran en las Islas Caimán.
«Es un legado de la adquisición«, dijo hoy un ejecutivo, agregando que Feronia CI y Feronia JCA, las dos compañías en cuestión, fueron liquidadas en diciembre de 2015 y reemplazadas por Feronia Maia, un holding belga. A esto se añadieron los gastos de explotación de los trabajadores en sus plantaciones de Boteka – Yaligimba y Lokutu. Desde mediados de 2017, la compañía afirma haber vivido en un clima de paz, como lo demuestran las «especificaciones» firmadas en enero de 2018, con las comunidades. La compañía se compromete a nuevas reparaciones de la infraestructura de salud y escolaridad a cambio de «sus derechos».
En total, la compañía habrá recaudado más de 200 millones de dólares con los 170 millones ya invertidos. «Nunca pensamos que la inversión requerida sería tan importante; nuestros planes iniciales fueron por un total de 50 millones de dólares», recuerda Ravi Sood. Para apoyar este esfuerzo, Feronia contaba con el apoyo de los bancos de desarrollo. El CDC británico (37.8% del capital) inyectó 39.6 millones de dólares, el Fondo Africano de Agricultura (al que contribuyó la agencia de cooperación española AECID, el FMO holandés, el Proparco francés y el Banco Africano de Desarrollo ) 28,2 millones (19,54% del capital). Para complementar sus requisitos de efectivo, la compañía también está endeudada con 48 millones de dólares.
Fondos con los que el grupo tendrá que comenzar a pagar en 2019, esperando que haya comenzado a obtener ganancias.
UN EXCONSEJERO de OBAMA A BORDO
En septiembre de 2017, Feronia registró la llegada de un nuevo accionista, Straight KKM 2 Limited (una compañía con sede en Mauricio), que invirtió 17,5 millones de dólares (14,8 millones de euros). Detrás de esta compañía había dos hombres de negocios: EL sudafricano Kalaa Mpinga, el ex Anglo Americano y fundador en 2001 de Mwana Africa (diamantes, oro y níquel en RD Congo, Zimbabwe y Sudáfrica), que lo dirigió hasta junio de 2015, y Walé F. Adeosun. Poco conocido en los países de habla francesa, este estadounidense de origen nigeriano, fundador del fondo Kuramo Capital Management (que ha invertido en unos 20 países africanos) fue nombrado en 2014 para el consejo asesor, creado por el presidente Obama, para promover los enlaces comerciales entre el continente y los Estados Unidos.
Benjamín Polle
Traducido para AEFJN-Madrid