En Liberia, la gente quiere que finalmente se reconozcan sus derechos sobre la tierra.
En Liberia, las reformas actuales deberían permitir finalmente a la población disfrutar de sus tierras. Pero no es tan fácil, debido a la gravedad de la situación.
Morris Kidir muestra el follaje verde de las nuevas palmeras de aceite : si los habitantes de su aldea, al norte de Monrovia, la capital de Liberia, hubieran podido decir algo, en este lugar encontraríamos una escuela o un dispensario.
En octubre, cuenta este «anciano» del pueblo de Gbah, los trabajadores del conglomerado de Malasia Sime Darby, gigante mundial del aceite de palma y titular de la concesión de la tierra, plantaron el último espacio (de la extensión que alcanza la vista) no ocupado por estas palmeras.
La cuestión de la propiedad de la tierra, históricamente monopolizada por la elite «estadounidense-liberiana», descendiente de esclavos liberados , que domina Liberia desde hace 170 años, atormenta a este pobre país de África occidental.
La gente vive fustigada por la rebelión contra Samuel Doe, primer Presidente de la población local, privada del derecho al voto hasta 1951, después de haber sufrido la guerra civil que dejó unos 250.000 muertos entre 1989 y 2003 y agobiada por conflictos, basados sobre todo, en la tierra y los recursos naturales.
George Weah, leyenda del fútbol y nuevo Presidente del país, prometió a sus conciudadanos, en su discurso inaugural el 22 de enero, «claridad sobre cuestiones fundamentales como la propiedad de la tierra, la libertad de expresión y el intercambio de recursos»
Él, como segundo presidente liberiano «indígena», ahora tendrá una legislación sobre la propiedad de la tierra, elaborada en 2014, pero Ellen Johnson Sirleaf (presidenta de 2006 a 2018) no logró que se llegara a votar, a pesar de un último intento al final de su mandato.
Concesiones durante 63 años
Bajo el mandato de Sirleaf, las concesiones adquiridas durante décadas – 63 años – por Sime Darby y su rival de Indonesia Golden Veroleum en el sureste del país – se han concedido o renovado durante procedimientos a menudo desconocidos por la gente. “Suplicamos que nos dejéis esta tierra, para nuestro desarrollo«, escribió Morris Kidir en una carta al conglomerado malasio, pero permaneció sin respuesta.
El Director de las plantaciones, David Parker, dijo a AFP en un correo electrónico, que la compañía se estaba reuniendo regularmente con el comité de los aldeanos y que había pagado «más de un millón de dólares en compensación – 2014 y 2017- a unos 1.500 agricultores«.
Según diversas evaluaciones, la población a menudo desconoce las cláusulas de las concesiones, entre su gobierno y las empresas, aunque se realizan sobre casi la mitad de la totalidad del país.
Durante los últimos años, las tensiones a menudo han degenerado en disturbios, que tuvieron lugar: en las plantaciones de Sime Darby, durante el año 2016. En 2015 en las sembrados de Golden Veroleum, donde un ministro, sobrino de la señora Sirleaf, y varios empleados de la empresa, quedaron heridos.
La legislación que atribuye al Estado la propiedad de la tierra, sin tener en cuenta los títulos privados, es decir «la mayor parte del país», ha dado como resultado grandes concesiones sin ninguna consulta real, dice Stanley Toe, director de “Autoridad de Tierras de Liberia”, que participó en la redacción de la ley en 2014. Dice que, » para reparar las injusticias históricas», la ley en ciernes, debe orientarse a «otorgar derechos de propiedad a las comunidades tradicionales», que hasta ahora, casi todos solo se benefician de los derechos de uso de la tierra.
¿ Se trata de una Ley «histórica» o “aguada”…?
Pero las organizaciones de defensa de las poblaciones temen que el texto, que podría servir de ejemplo para muchos países africanos, se enfrente a los mismos problemas, porque, en septiembre de 2017, ya ha sido modificado considerablemente por la Asamblea Nacional, y actualmente se encuentra paralizado en el Senado.
Están particularmente preocupados por el abuso de los «certificados tribales”, documentos que formalizan el acuerdo de principio para que un jefe local pueda dar una parcela de tierra, según dice Lien De Brouckere, que es una de las responsables de la ONG de los Derechos Iniciativa de Recursos (RRI): «El cambio principal se refiere a los certificados tribales porque la versión de 2017, que es válida, no se puede controlar, o muy poco, en el mejor de los casos”.
El anuncio, que tuvo lugar el 29 de enero, por parte del nuevo Presidente, en su primer «discurso sobre el estado de la nación», en el que expresó su deseo de permitir a los extranjeros adquirir tierras en Liberia – mediante la modificación de la Constitución- con el fin atraer a más inversores, no tranquiliza a las ONG sobre la aplicación final de la ley.
Además, los propietarios no podrán ejercer los nuevos derechos que les otorga la concesión actual, garantizados para varias generaciones. «Tendrán la oportunidad de discutir con los inversores, especialmente con relación a las concesiones de su tierra», dice Stanley Toe, Autoridad de Tierras.
Pero advierte que, en términos de contratos o licencias otorgadas por el Gobierno para las multinacionales en la agricultura o la minería, «hay que respetar la sacralidad y la legalidad de los acuerdos firmados».
AFP
Publicada: 21 de febrero de 2018
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