En 2017 han sido asesinados 312 defensores del medio ambiente y de los derechos humanos.

Publicado: 16 de enero de 2018 https://farmlandgrab.org /27788

Reportera : Élisabeth Schneiter

Según el último informe del “Front Line Defenders”, publicado a principios de enero de 2018, 312 defensores de los derechos humanos y del medio ambiente (DDHE) fueron asesinados en 2017 en 27 países. Más de dos tercios de ellos defendieron los derechos relativos a la posesión de la tierra, el medio ambiente y los indígenas, casi siempre en el contexto de megaproyectos, industrias extractivas y grandes corporaciones. A pesar de esta violencia, no cesa nunca su lucha, en temas muy variados y en más países. El 80% de los asesinatos ocurrieron solo en: Brasil, Colombia, México y Filipinas.

Las luchas casi siempre comienzan en el contexto de los megaproyectos de la industria extractiva, la agricultura industrial o turística (ecoturismo falso muy a menudo) y otros proyectos de grandes empresas. Se trata, para los activistas, de defender la tierra y los derechos que los pueblos indígenas tienen sobre ellos. En el mejor de los casos, los gobiernos y las fuerzas de seguridad se contentan con no reaccionar ante las amenazas y ataques contra los defensores de los derechos humanos. En las peores situaciones, para los defensores de los derechos humanos, las fuerzas de seguridad son incluso los responsables de las masacres.

La mayoría de los inversores internacionales y sus empresas matrices, cuya financiación y apoyo ha ayudado a lanzar proyectos, no tienen en cuenta los derechos de las comunidades locales y no las consultan en la etapa de planificación del proyecto, incluso cuando deberían hacerlo legalmente, lo que aumenta el riesgo de confrontación.

Impunidad de asesinos y diversificación de amenazas

Front Line Defenders” estima que más de 3.500 defensores han sido asesinados desde la Declaración de la ONU sobre los Defensores de los Derechos Humanos, firmada en 1998, por lo que su protección debería de ser una prioridad.

Solo se arrestó a los sospechosos, en menos del 12% de los asesinatos. La impunidad por los actos de violencia contra los derechos humanos y los activistas ambientales los alienta, dijo Front Line Defenders, así como la falta crónica de protección para aquellos que son reconocidos en riesgo. En los casos que se recopilaron datos sobre amenazas, el 84% de los defensores asesinados, recibieron al menos una amenaza de muerte específica antes de su asesinato. La débil respuesta de los gobiernos y de la comunidad internacional no da esperanzas de que esto cambie a corto plazo.
Los defensores de los derechos humanos y ambientales ponen en riesgo sus vidas desafiando a corporaciones destructivas, y regímenes opresivos, que realizan contra ellos una estrategia de difamación, criminalización y violencia orquestada y coordinada para intimidar, marginar y amordazar a estos activistas pacíficos.

Pero hay algunas buenas noticias

Parece que se abrió una nueva era en Gambia, después de las elecciones de finales de 2016, que llevaron a Adama Barrow al poder. Los activistas ambientales y de derechos humanos del país dicen que el nuevo presidente ha expandido significativamente el espacio de libertad de expresión, después de 23 años del gobierno autoritario de Yahya Jammeh.

Otra señal alentadora: en enero, un tribunal de apelaciones de Canadá permitió a un grupo de siete defensores de los derechos ambientales y humanos en Guatemala, interponer un recurso contra Tahoe Resources, una empresa minera canadiense que tenía violentamente reprimida la manifestación pacífica contra la mina de plata “Escobal”. Este precedente podría obligar a las compañías mineras canadienses a mejorar sus estándares de derechos humanos, particularmente respecto a aquellos que protestan contra el impacto destructivo de la minería.

En mayo, la Corte Suprema de Taiwán dictaminó que las parejas del mismo sexo tenían derecho a casarse según la Constitución de Taiwán, convirtiéndose en el primer país asiático en permitir el matrimonio homosexual. Las organizaciones de derechos humanos de Taiwan desempeñaron un papel crucial en esta decisión.

Uzbekistán, uno de los países más represivos de Asia, ha anunciado la liberación anticipada de varios defensores del medio ambiente y de los derechos humanos que han pasado muchos años en prisión. Azam Farmonov, Ganihon Mamathanov y Salizhon Abdurakhmanov, fueron liberados de la prisión, y el periodista Jamshid Karimov fue rescatado de una prisión psiquiátrica.

Otro paso positivo, después de muchos años de aislamiento internacional, el gobierno uzbeko invitó al Alto Comisionado de las Naciones Unidas de los Derechos Humanos, que visitó el país en mayo. También se enviaron invitaciones a representantes de ONG internacionales. Pero a pesar de estos desarrollos prometedores, a finales de 2017 tuvieron lugar nuevas detenciones de periodistas.

Otro asesinato – en Perú

The Guardian” informa que en la noche del 30 de diciembre de 2017, José Napoleón Tarrillo Astonitas, de 50 años, fue atacado en su casa por cuatro hombres. Su esposa, Flor Vallejos, dijo a la policía que había sido atado de manos y pies, golpeado con un palo y estrangulado con un cable eléctrico, después de haberlo cubierto con una manta, obligándola a escuchar los gritos de su esposo.

Los atacantes le dijeron que les habían pagado para matarlo, según indicó Vallejos a una estación de radio nacional. Un jefe de policía local dijo que se había abierto una investigación sobre un asesinato y que los asesinos estaban siendo perseguidos.

Napo -es su apodo- estaba en contra de los traficantes que habían tomado posesión de parte de la Reserva Ecológica Chaparrí, limpiando tierras y plantando cultivos. La reserva es rica en vida silvestre rara, incluidos los alguna raza de osos, como el oso Paddington.

Vallejos, declaró también, que su esposo había recibido amenazas de muerte de miembros de su comunidad, por su oposición a la deforestación y destrucción de la reserva privada.

«Se le volvió a amenazar dos días antes de ser asesinado». Juan Carrasco, miembro de la comunidad agrícola de Santa Catalina de Chongoyape Muchik en la región Lambayeque en el norte de Perú, dice que

«… era un hombre valiente no perdió los estribos. Dijo que teníamos que organizar nuestra propia patrulla para expulsar a los invasores.”

traducido al castellano para AEFJN-Madrid

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.