Cuaresma 2018 Semanas 3 en español

Signo del Reino de Dios en el mundo

«¡No hagas de la casa de mi padre una casa de comercio! (Evangelio del 3er.Domingo de Cuaresma, Jn 2,13-25)

¿No está escrito, mi templo será llamado una ”casa de oración para todas las naciones”? (Mc 11,17)

Para Israel, el templo era el centro religioso, económico y político. Jesús quiere liberar el templo de la mezcla de religión, intereses económicos, políticos y devolverle su significado original de ser una casa de oración y un lugar de encuentro con Dios. Para él, el templo estará abierto no sólo para Israel sino para todos los pueblos, de acuerdo con la visión del profeta Isaías, subirán “al monte del Señor y caminarán a la casa del Dios de Jacob”. (Is 2,3).

Hoy en día, muchos están decepcionados por la superficialidad y el vacío de la sociedad de consumo.

En su búsqueda de espiritualidad, se sienten atraídos por otras religiones y ofrendas esotéricas. La Iglesia es valorada por sus instituciones sociales, pero ya no se la considera una fuente de vida espiritual. La liturgia y la oración a menudo aparecen como una rutina muerta. También da la impresión de un club cerrado en el que aquellos que piensan y viven de otra forma no son bienvenidos.

Los cristianos confiesan, como una de las características esenciales de la Iglesia, que es santa y católica. Convertirse en santo significa hacer de Dios nuevamente el centro de la vida, de la comunidad y vivir de acuerdo con su palabra y su espíritu. Ser católico significa, en el sentido original de la palabra, estar orientado hacia la totalidad de la realidad, es decir, estar abierto a los hombres de otras culturas y religiones, pensar y actuar globalmente de modo universal y global.


Esta universalidad que brilla en el Pueblo de Dios es un don del Señor mismo, gracias al cual la Iglesia Católica tiende eficaz y perpetuamente a recapitular a la humanidad entera con todo lo que comporta de bien bajo la inspiración de su cabeza, Cristo, en la unidad de su Espíritu. En virtud de esta catolicidad, cada parte aporta a los demás y para toda la Iglesia, en beneficio de sus propios dones, de modo que el todo y cada parte crece por medio de un intercambio mutuo y un esfuerzo común hacia la plenitud en la unidad (Lumen Gentium 13)

El cristianismo no es un único modelo cultural, sino que, sin dejar de ser plenamente él mismo, en total fidelidad al mensaje del Evangelio y a la tradición de la Iglesia, también reflejará los diferentes rostros de innumerables culturas y pueblos, donde sea acogido y enraizado. Entre los diversos pueblos, que experimentan el don de Dios según su propia cultura, la Iglesia expresa su auténtica catolicidad y muestra la belleza de este rostro multifacético (Evangelii Gaudium 116).


• No hay mayor libertad que
dejar ser guiados por el Espíritu, abandonar el deseo de calcular todo y controlar todo, y permitir que el Espíritu nos ilumine y nos guíe para llevarnos a donde él quiera. Él sabe lo que necesitamos cada vez y en cada momento (Evangelii Gaudium 280).


Para reflexionar,

¿Qué siento cuando conozco a alguien de otras culturas y religiones? Angustia? Interés? Respeto?

¿Está nuestra parroquia / comunidad / familia abierta para extraños y personas marginadas, para los problemas de nuestro tiempo, para nuevas ideas?

¿Qué lugar tienen las preocupaciones de la Iglesia universal y los sufrimientos de la humanidad en nuestra oración personal y comunitaria?


Damos gracias por la Iglesia, santa y católica, en la que los pueblos y sus culturas encuentran unidad en su diversidad.

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