ACAPARAMIENTO DE TIERRAS Y DERECHOS HUMANOS
Es pronto para un juicio definitivo sobre el impacto del acaparamiento de tierras en los derechos humanos. Si las promesas de desarrollo se cumplieran fielmente, el disfrute de los derechos humanos se vería incrementado. Sin embargo los resultados más tempranos, unidos a la pobre gobernanza que prevalece en muchos países receptores despiertan grandes preocupaciones que se reflejan en los trabajos de muchos grupos que abogan por los derechos humanos.
En esta sección se quieren identificar los derechos humanos relevantes, conceptualizar su relación con el acaparamiento de tierras, y discutir algunas evidencias sobre los impactos actuales y potenciales sobre los derechos humanos. No pretendemos hacer un trabajo exhaustivo.
Derechos de la tierra y Derechos Humanos.
La mayor parte de las discusiones públicas sobre el impacto se ha centrado sobre la pérdida del acceso a la tierra y a los recursos. Es imposible encontrar cifras fiables sobre cuánta gente ha perdido tierra en las ventas a gran escala, aunque hay numerosos informes sobre pérdidas de posesión y expulsiones asociadas al acaparamiento de tierras: Camboya, Etiopía, Ghana. Laos, Mali, Mozambique, Uganda y Tanzania. Muchos de estos informes se consideran exagerados, mientras que los intentos de las compañías para “rebajar” la extensión de los despojamientos falla al no reconocer las demandas locales y por la negligencia en tener en cuenta los impactos indirectos a largo plazo.
Algunos factores sugieren que se subestima la fuerza de los impactos. Si una negociación sobre tierras atrae o no la atención depende muchas veces de circunstancias fortuitas. Por eso unos atraen mucha atención mientras otros quedan por debajo del “radar” público. Además las leyes nacionales no suelen reconocer que la tierra pertenece al pueblo afectado en primer lugar. En muchas jurisdicciones la propiedad de la tierra es del estado, y tanto granjeros como ganaderos o forestales tiene un derecho de uso condicionado. A veces las leyes vinculan el uso a la productividad de la tierra, cosa que no siempre es demostrable: tierras que aparentemente no se están utilizando pueden ser barbechos, terreno de pastos, o de recogida de madera, o las cosechas están fuera de su estación, y se consideran vacías aunque los campesinos las reclamen y el crecimiento de la población las necesite. Ante este vacío legal, mucha gente pierde su tierra sin ser formalmente expropiada. En otras ocasiones, los pastores no pierden sus terrenos de pasto, pero los desarrollos de agronegocios les privan de las vías de acceso que necesita el ganado para beber o pastar en temporada seca. Hay que tener en cuenta que hay muchos tratos sobre la tierra que aún no están en vigor, y en el caso de que todos ellos se implementaran la escala de pérdida de tierras aumentaría mucho.
La intensidad de las pérdidas, no sólo su proporción, influye en los derechos humanos. Se denuncia la falta de transparencia y de consulta, expulsiones forzadas, compensaciones inadecuadas y reparaciones inaccesibles. En algunos casos la pérdida de tierras ha sido acompañada por disrupciones significativas y traumáticas para los grupos locales. Por ejemplo en Mali un gran proyecto de riego produjo los resultados siguientes:
La construcción del canal de riego de 40 km y la carretera adyacente resultó en una disrupción masiva en la región de Kolongo: casas derruidas, huertos y mercados arrasados, vías agropecuarias obstruidas y el canal partiendo en dos algunos pueblos. Un cementerio fue desenterrado sin más ceremonias en el pueblo de Goulan-Coura, y la gente local estaba conmocionada encontrando restos humanos esparcidos alrededor de la construcción, antes de que los contratistas araran el terreno para ocultarlos.
La situación llega de sobra a implicar los derechos humanos. Un punto de partida incluye el explorar la compleja conexión entre el derecho a la tierra y los derechos humanos, que desde un punto de vista legal necesitan ser claramente distinguidos. El derecho a la tierra incluye derecho a su propiedad, acceso, uso, capacidad de transacción. La tierra identifica a la persona natural o legal, identifica grupos y formas de propiedad incluyendo las leyes nacionales o locales de derecho tradicional, continuamente evolucionando o reinterpretándose. Los derechos humanos, por otra parte, protegen bienes fundamentales inherentes a la dignidad humana, y que son reconocidos a todos los seres humanos por las leyes internacionales y las constituciones nacionales.
Ha habido un debate sobre si el derecho internacional reconoce el derecho humano a la tierra. Los activistas lo exigen como un mecanismo a respetar, proteger e implementar incluso en la perspectiva de derechos a la tierra en el contexto de una reforma agraria. El derecho a la tierra y al territorio se considera prominente en la Declaración de los Derechos de los Campesinos –hombres y mujeres- adoptada por Via Campesina. Esta Organización está abogando por la adopción de instrumentos internacionales sobre los derechos de los campesinos en el Consejo sobre los Derechos Humanos de las NNUU. Hay que recordar que el catálogo de los derechos reconocidos internacionalmente es el producto de procesos históricos y queda margen para futuras evoluciones. Reconociendo que el derecho a la tierra es relevante para los derechos humanos, aún no se reconoce este derecho como tal, y ningún tratado afirma este derecho en términos generales. Hay poca jurisprudencia a este respecto.
Muchos consideran el derecho a la propiedad como un derecho conservador, ya que protege los derechos de los ricos y poderosos contra acciones de interés público. Quizás por esta razón el derecho a la propiedad se ha descuidado ampliamente en los debates sobre acaparamiento. Sin embargo hay jurisprudencia internacional que reconoce el derecho colectivo a la propiedad por partes de los pueblos indígenas y las tribus sobre sus tierras ancestrales, y muestra cómo el derecho a la propiedad reta a los gobiernos a no hacer concesiones de los recursos naturales inherentes a esas tierras,
Las expropiaciones deben ser no discriminatorias, hacerse por bien público y conllevar un pago de compensación. Sin embargo se viola el derecho arbitrariamente, sin compensaciones, de forma discriminatoria, a fin de proporcionar tierra para inversores en agronegocios.
Cuando le gente depende de la tierra y de los recursos naturales para su seguridad alimentaria, es esencial asegurar el derecho a la tierra para la realización del derecho a alimentación adecuada. El estado debe abstenerse de ignorar la habilidad de los individuos y de los grupos para alimentarse, y debe proteger esta habilidad de infracciones por parte de terceros, compañías de agronegocios incluidas. Así el acaparamiento de tierras viola el derecho a la alimentación si el pueblo que depende de la tierra para su sostenimiento es privado de ella sin una alternativa adecuada.
El derecho a una vivienda adecuada, que como el derecho al alimento es parte del derecho más amplio a un adecuado standard de vida, tiene implicaciones para la seguridad del derecho a las tierras. Muchos otros derechos humanos tienen importantes implicaciones para la protección de los derechos a la tierra.
Más allá de los derechos a la tierra. Siendo la pérdida del derecho a la tierra una parte central en el conflicto acaparamiento de tierras y derechos humanos, hay otros derechos que están también en juego:
El acaparamiento aumenta la presión no sólo sobre la tierra sino también sobre otros recursos naturales y más ampliamente, sobre el medioambiente. Hay gran demanda sobe el agua, y algunos contratos de grandes inversores priorizan el derecho de acceso al agua. El uso de agroquímicos llega a contaminar las fuentes. Este proceso lleva a negar el acceso al agua para la agricultura a los agricultores a pequeña escala, así como agua para uso personal que se incluye en el derecho al agua. Este derecho se define como” agua suficiente, segura, aceptable, físicamente accesible, al alcance de todos para uso personal y doméstico”. La polución y la degradación medioambiental afecta también a los medios de vida que dependen de los recursos naturales, y mina el disfrute de importantes derechos humanos, incluido el derecho a un medioambiente sano, a la salud y al respeto por la vida privada y familiar.
El trabajo es un tema central y muy ignorado en el acaparamiento de tierras. Los empleos se presentan como el mayor beneficio creado por las ventas a gran escala. Sin embargo los derechos al trabajo son muy débiles o no se respetan, y en general son trabajos puntuales o estacionales. Estos temas tendrían que verse con los sindicatos y los convenios colectivos. Se debe incluir la libertad de asociación, la eliminación de todo trabajo forzado, la abolición del trabajo de los niños y la eliminación de discriminaciones respecto a empleos y ocupaciones.