ORACIÓN La Ecología Social implica la protección de la casa común.
La Ecología Social implica la protección de la casa común.
“cuidar el jardín implica mantener buenas relaciones con todas las personas”.
1. Ambientación
Motivación: La semana de oración por la Unidad de los cristianos.
Intención: Hacer caer en la cuenta de que nuestro ambiente no nos marca ningún límite de separación estricta. Tenemos el mismo mercado, vivimos en los mismos edificios, frecuentamos el mismo hospital. De ahí darnos cuenta que moverse dentro de esta interdependencia es un deber ecológico que se asemeja a la tarea de un jardinero.
Material: Proyección de imágenes.
2. LA PALABRA DE DIOS: Del libro del Génesis 1,27-31.
Creó, pues, Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios lo creó, macho y hembra los creó. Después los bendijo Dios con estas palabras: «Sed fecundos y multiplicaos, henchid la tierra y sometedla; mandad en los peces del mar y en las aves del cielo y en todo animal que repta sobre la tierra.» Dijo Dios: «Ved que os he dado toda hierba de semilla que existe sobre la faz de toda la tierra, así como todo árbol que lleva fruto de semilla. Todo ello os servirá de alimento. «A todos los animales terrestres, a todas las aves del cielo y a todos los reptiles de la tierra, a todo ser animado de vida, les doy la hierba verde como alimento.» Y así fue. Vio Dios cuanto había hecho, y todo estaba muy bien. Atardeció y amaneció: día sexto.
3. MEDITACIÓN
Vemos que el hombre creado por Dios no es solamente algo sino alguien, capaz de gobernar el universo que se le somete, de procrear y de entrar en comunión con otros. (cf. L.S, 65).
En la Biblia, “el Dios que libera y salva es el mismo que ha creado el universo”, y “en él se conjugan amor y poder”. El relato de la creación es central para reflexionar sobre la relación entre el ser humano y las demás creaturas, y sobre cómo el pecado rompe el equilibrio de toda la creación en su conjunto. “Estas narraciones sugieren que la existencia humana se basa en tres relaciones fundamentales estrechamente conectadas: la relación con Dios, con el prójimo y con la tierra. Según la Biblia, las tres relaciones vitales se han roto, no sólo externamente, sino también dentro de nosotros. Esta ruptura es el pecado”.
4. REFLEXIÓN
Por unas relaciones humanas fundamentadas en la compasión.
El principio de compasión permanece en el corazón de todas las tradiciones religiosas, éticas y espirituales, y siempre nos pide tratar a los otros como nos gustaría ser tratados. La compasión nos impulsa a trabajar sin cansancio para aliviar el sufrimiento de nuestros semejantes; nos motiva a dejar de lado el egoísmo y aprender a compartir y nos pide honrar la inviolable santidad de cada ser humano, tratando a todos, sin excepción, con absoluta justicia, equidad y respecto. Es además necesario en la vida pública y en la privada abstenerse de causar dolor de manera sistemática y categórica, actuar o hablar de manera violenta, obrar con mala intención, manejarse priorizando el interés personal, explotar o denegar los derechos básicos e incitar al odio denigrando a los otros – aunque sean enemigos – actuar de manera contraria, implica negar nuestra humanidad.
Nos dejamos interpelar: Reconocemos haber fallado en vivir con compasión y sabemos que alguien ha incluso incrementado la miseria humana en nombre de la religión.
Por eso pedimos a hombres y mujeres: restaurar la compasión al centro de la moralidad y de la religión; volver al antiguo principio que afirma que cualquier interpretación de la escritura que incite a la violencia, el odio o al desprecio, es ilegítima; garantizar a los jóvenes una información positiva y respetuosa sobre otras tradiciones, religiones y culturas; estimular a una positiva apreciación de la diversidad cultural y religiosa; cultivar una empatía consecuente con el sufrimiento de los seres humanos, hasta con aquellos que consideramos enemigos.
En nuestro mundo polarizado, hay una necesidad urgente de transformar la compasión en una fuerza clara, luminosa y dinámica. Arraigada en la determinación de trascender el egoísmo, la compasión puede romper las fronteras políticas, dogmáticas, ideológicas y religiosas. Nacida de nuestra profunda interdependencia, la compasión es esencial para las relaciones humanas y para la realización de la humanidad. Es el camino hacia la claridad, indispensable para la creación de una economía justa y de una comunidad global y pacífica.
Finalizando la reflexión.
Nos dejamos iluminar por la última encíclica del Papa Francisco: “No somos Dios. La tierra nos precede y nos ha sido dada. Esto permite responder a una acusación lanzada al pensamiento judío-cristiano: se ha dicho que, desde el relato del Génesis que invita a « dominar » la tierra (cf. Gn 1,28), se favorecería la explotación salvaje de la naturaleza presentando una imagen del ser humano como dominante y destructivo. Esta no es una correcta interpretación de la Biblia como la entiende la Iglesia. Si es verdad que algunas veces los cristianos hemos interpretado incorrectamente las Escrituras, hoy debemos rechazar con fuerza que, del hecho de ser creados a imagen de Dios y del mandato de dominar la tierra, se deduzca un dominio absoluto sobre las demás criaturas. Es importante leer los textos bíblicos en su contexto, con una hermenéutica adecuada, y recordar que nos invitan a «labrar y cuidar» el jardín del mundo (cf. Gn 2,15). Mientras «labrar» significa cultivar, arar o trabajar, «cuidar» significa proteger, custodiar, preservar, guardar, vigilar. Esto implica una relación de reciprocidad responsable entre el ser humano y la naturaleza…..” (L.S, 67).
Juntos decimos:
OFRECIMIENTO AL MUNDO
“Nosotros, ciudadanos y ciudadanas del mundo,
gentes del camino, gente que busca,
herederas y herederos del legado de antiguas tradiciones,
queremos proclamar:
que la vida humana es, por sí misma, una maravilla;
que la naturaleza es nuestra madre y nuestro hogar,
y que ha de ser amada y preservada;
que la paz ha de ser construida con esfuerzo,
que la diversidad de culturas
es una gran riqueza y no un obstáculo;
que el mundo se nos muestra como un tesoro
si lo vivimos desde la profundidad,
y las religiones quieren ser caminos
hacia tal profundidad;
que, en su búsqueda, las religiones encuentran fuerza y sentido
en la apertura al Misterio inabarcable;
que hacer comunidad nos ayuda en esta experiencia;
que las religiones pueden ser un camino de acceso
a la paz interior, a la armonía con uno mismo y con el mundo,
lo cual se traduce en una mirada admirativa, gozosa y agradecida;
que la gente que pertenecemos a diversas tradiciones religiosas
queremos dialogar entre nosotros;
que queremos compartir con todos
la lucha por hacer un mundo mejor,
por resolver
los graves problemas de la humanidad:
el hambre y la pobreza,
la guerra y la violencia,
la destrucción del medio natural,
la falta de acceso a una experiencia profunda de la vida,
la falta de respeto a la libertad
y a la diferencia;
y que queremos compartir con todos
los frutos de nuestra búsqueda
de las aspiraciones
más altas del ser humano,
desde el respeto más radical
por lo que cada uno es
y con el propósito
de poder vivir todos juntos
una vida digna de ser vivida”.
Texto elaborado por diversas tradiciones religiosas
para el IV Parlamento de las Religiones del Mundo